En la próxima sesión que tendrá lugar el 27 de febrero (11:00), comentaremos el libro del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince: El olvido que seremos.
Héctor Abad Faciolince nació en Medellín, Colombia. Allí realizó sus estudios-todos inconclusos-de medicina, filosofía y periodismo. Viajó a Italia, donde se graduó en literatura moderna. Regresó a Colombia en 1987, pero ese mismo año, después de que los paramilitares asesinaran a su padre y de recibir amenazas contra su vida, se refugió en Italia, donde fue lector de español hasta 1992. Nuevamente en Colombia, trabajó como traductor de italiano e inició su carrera de escritor.
Entre sus novelas están: Asunto de un hidalgo disoluto (1994), Fragmentos de amor furtivo (1998) y Basura (2000), con la que obtuvo el Primer Premio Casa de América de Narrativa Innovadora; el libro de cuentos Malos pensamientos (1991) y Angosta (2004, mejor novela extranjera publicada en China en 2005). Ha publicado también libros de ensayos breves, Palabras sueltas (2002) y Las formas de la pereza (2007), el volumen de relatos El amanecer de un marido (2008), y otros tres de género incierto, Tratado de culinaria para mujeres tristes (1997), Oriente empieza en el Cairo (2002) y El olvido que seremos (2006).
El olvido que seremos, cuyo título alude a un verso de Jorge Luis Borges y cuyo poema completo fue encontrado en el bolsillo del padre cuando murió asesinado, es un libro bastante complejo.
Escrito con la serenidad que sólo la distancia puede brindar; sobre todo cuando los hechos que motivaron su escritura son tan dolorosos: veinte años tardó el autor, desde la muerte de su padre hasta poder sentarse a escribir. Es un libro emotivo, fuerte pero sin ningún afán de revancha. Como el mismo autor explica, su intención primordial al escribirlo era simplemente contar la historia, para que se supiera.
Esperamos vuestros comentarios.
7 comentarios
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Angelina
19 febrero, 2012, a las 23:28 pm (UTC 2) Enlace a este comentario
El Olvido que seremos, 2005. Obra en que el autor relata su relación con su padre Héctor Abad Gómez, vivencias de este, y trata de alargar un poco más la memoria de su padre asesinado.
Angelina
20 febrero, 2012, a las 0:39 am (UTC 2) Enlace a este comentario
Aquí pongo el enlace del escritor dando una conferencia sobre su libro:EL OLVIDO QUE SEREMOS
http://www.youtube.com/watch?v=zNhUmmwk7jo
Angelina
20 febrero, 2012, a las 1:09 am (UTC 2) Enlace a este comentario
MEMENTO
Por Héctor Abad Faciolince
Mi padre era doctor y olía a limpio.
Me gustaba el recuerdo de su olor
sobre la almohada
cuando se iba de viaje,
y miraba hechizado
cuando estaba en la casa
su brocha de afeitar.
Con sus cuchillas, por tocarlas,
por medirles el filo que raspaba sus mejillas,
me corté muchas veces
las yemas de los dedos.
¡Esa sangre tan roja entre mis manos!
Por la mañana amaba
las huellas de sus pies en las baldosas
y los rollitos de los calcetines
dejados en el suelo,
y sus muchas corbatas en el clóset
tras el frasco de agua de colonia
Roger Gallet, que alguna vez regué.
Nunca consideré si era feo o buen mozo
por mucho que los otros mencionaran
su nariz de rabino y su cabeza calva.
No lo consideré,
pero cuando mis ojos veían su semblante
para mí era la calma.
Yo tocaba tambor en su barriga
y desde sus rodillas
en las lentas mañanas del domingo
rodaba
piernas abajo por las espinillas.
Mi hermana un día
lo hizo desmayar con un abrazo,
y él siempre a todos nos dejó aturdidos
con la ventosa enorme de sus besos
y con el viento de sus carcajadas.
Mi padre recitaba poemas de memoria
y me leía en voz alta el Martín Fierro
bajo un árbol umbroso de Rionegro.
Todos los sábados se ponía un sombrero
y en su rosal se hacía jardinero.
«Nací en el siglo XIII y campesino,
no tengo otro abolengo».
Como era liberal,
se decía cristiano y comunista
porque amaba a los pobres,
porque sufría con el sufrimiento.
Mi padre vacunaba por las selvas,
daba horas y horas y más horas de clase
en la universidad y también en las cárceles,
participaba en marchas de protesta
empuñando con furia sus pañuelos blancos
y publicaba artículos en los periódicos
diciendo el nombre de los torturadores,
«capitán tal, sargento hijo de tal»,
denunciando secuestros,
asesinatos y desapariciones.
Yo lo quería tanto que, de niño,
había decidido morir si él se moría.
No lo cumplí de grande, hace unos años,
cuando no se murió sino que lo mataron.
Aunque era manso,
tal vez porque era manso lo mataron.
También era valiente y no envalentonado,
era manso y valiente
porque estaba en peligro y no sentía miedo
y su única arma eran las teclas
de una Olivetti azul
o el azul de la tinta de un bolígrafo.
Eso ha tenido un nombre: resistencia.
Nunca entendimos que lo hubieran matado
ni que el traje con sangre
que me entregaron en el anfiteatro
pudiera ser su traje con su sangre.
¡Nunca sangre tan roja entre mis dedos!
Había en los bolsillos un poema
de Borges, «Epitafio»,
una lista de muerte con su nombre,
y una bala incrustada
en el forro del cuello.
La bala fue una de las seis que lo mataron
y no la conservamos;
los nombres de la lista
fueron siendo borrados,
en los meses siguientes,
por los asesinos.
El poema decía:
«Ya somos el olvido que seremos».
Y es verdad. A veces lo olvidamos.
Yo voy a recordarlo el día en que me muera.
Caracas, viernes 26 de febrero de 1999
Esto y mucho más encontrará en NÚMERO
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CLÓSET= ARMARIO
Angelina
20 febrero, 2012, a las 1:19 am (UTC 2) Enlace a este comentario
EPITAFIO de BORGES:
http://es.shvoong.com/humanities/1697319-el-ultimo-artificio-borges/
Angelina
20 febrero, 2012, a las 1:38 am (UTC 2) Enlace a este comentario
Aquí muestro la estupenda conferencia dada por Hector Abad Facilince,en LA CASA de AMÉRICA ,sobre LA REALIDAD Y LA FICCIÓN
http://www.casamerica.es/temastv/ficcion-o-no-ficcion-esa-es-la-cuestion
Da gusto escucharlo!!! Ya me contareis si a vosotros os ha parecido tan interesante como a mí
adoacion calvo
27 febrero, 2012, a las 2:25 am (UTC 2) Enlace a este comentario
Me ha gustado y verdaderamente cuenta la historia bastante reciente de Colombia en esos años .y se nota que estaba muy pero que muy unido a su padre. Haber si se termina con eta violencia gratuita que no nos lleva a ninguna parte y todo por el ansi DE PODER DE ALGUNOS
Nos veremos mañana aunque no puedo quedarme
Angelina
29 febrero, 2012, a las 20:43 pm (UTC 2) Enlace a este comentario
BIOGRAFIA de HÉCTOR ABAD FACIOLINCE
Cursó estudios de medicina, filosofía y periodismo, todos inconclusos. Tras vivir en México, marchó a Italia, licenciándose en Lengua y Literatura Modernas. Vuelto a Colombia, su padre fue asesinado, y él, amenazado de muerte, por lo que marchó primero a España y luego a Italia, donde estuvo cinco años siendo profesor de Español en la Universidad de Verona. De vuelta a su país, fue director y editor de la Revista Universidad de Antioquia. Trabaja como traductor y crítico literario, y colabora con periódicos tales como Cambio y El Malpensante.