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Sesión 12. Club MUCHALETRA: Noches Blancas, de Fiódor M. DOSTOIEVSKI

En la próxima sesión que tendrá lugar el 16 de abril (19:15), comentaremos el libro de Fiódor Mijáilovich Dostoievski: Noches blancas.

F. M. Dostoievski: Nació en Moscú en 1821 y murió en San Petersburgo en 1881. Se graduó como ingeniero militar aunque no llegó a ejercer. Escribió su primera novela, de carácter epistolar, Pobres gentes, a los veinte años. Fue acusado de conspiración y condenado a muerte, aunque le fue conmutada esta pena por la de cuatro años de trabajos forzados en Siberia. Basadas en su experiencia carcelaria escribió Memorías de la casa muerta y Memorias del subsuelo que le valieron un gran prestigio como escritor. La publicación de Crimen y castigo (1866), El adolescente (1875) y Los hermanos Karamazov (1879) le consagraron como uno de los novelistas rusos más universales. En su obra se refleja una gran preocupación por la decadencia de Occidente, por el avance del hombre hacia la nada y por su profundo análisis psicológico de los personajes, siempre en situaciones límite.

Noches blancas: novela corta publicada en 1848. Como en muchas de las obras del autor, la obra está narrada en primera persona por un narrador sin nombre. El protagonista es el arquetipo del joven soñador y solitario e imagina constantemente su vejez solitaria. Durante uno de sus largos y cotidianos paseos por las calles de San Petersburgo se encuentra con una joven, Nástienka. Hasta entonces, éste nunca había hablado con mujeres y mucho menos se había enamorado, pero hay algo de ella que le hechiza. El relato está estructurado durante cuatro noches y una mañana.

El título de la novela hace referencia a que en Rusia ocurre un fenómeno durante el solsticio de verano, en las áreas de latitud alta (como es el caso de San Petersburgo), en el cual las puestas de sol son tardías y los amaneceres más tempranos, como consecuencia de ello,  la oscuridad nunca es completa. A este fenómeno natural se le conoce popularmente con el nombre de noches blancas.

El director de cine Luchino Visconti se basó en esta novela en 1957 para crear su película “Noches blancas”  protagonizada por Maria Shell y Marcello Mastroianni.

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1 comentario

  1. Cristina Calvo Toribio

    Un tipo sin nombre, sin gente a su alrededor y, si quiera, sin historia. Pasea por las tardes por San Petersburgo y dice conocer a todas sus gentes, aunque ellas no le conozcan a él: se alegra cuando los ve felices y le apena verlos tristes. Pero su timidez le impide entablar conversación con ninguno de ellos, incluso llega a preguntarse qué necesidad tiene él de relacionarse con otros (“¿Qué falta me hace conocer a gente alguna?”). Aun siendo así, dice sentirse apenado e incluso ofendido al ver que buena parte de la ciudad se marcha en esas fechas (comienzos del verano) a casas en el campo. Pero ese mismo día encuentra sola sollozando junto a la bahía a una joven de 17 años, Nastenka, y el destino los une. Comienza entonces una profunda fusión entre ellos que Dostoiewski concentra en tan sólo 4 noches y una mañana; 4 noches “blancas” porque es así como conocen allí el fenómeno que tiene lugar en esas fechas de retardo en la puesta de sol y adelantamiento del amanecer y por el significado de luminosidad de esa corta experiencia en la vida oscura y aislada del protagonista.
    El autor aborda en esta novela corta dos temas fundamentales de la vida humana: la soledad y el amor, y si el miedo a vivir solo vencería a un amor consolidado. Dos vidas solitarias, la de “El Soñador” (joven de 26 años cuyo nombre no se menciona en la obra) y la de Nastenka, sometida al control de su abuela, representado por un imperdible con el que prende su falda a la de su nieta desde que ésta cometiera algunas trastadas sin importancia en su niñez. Pero el amor que se desata en ella por el inquilino de la casa es capaz de sobreponerse a ese control y lanza a la ingenua y sumisa Nastenka a ofrecerse a ese inquilino. El amor, el sentimiento más alto, que es capaz de tumbar opresiones a las que, por otras cuestiones, nos someteríamos.
    El relato se estructura en esas 4 noches y en la mañana siguiente, teniendo cada uno de esos momentos su propio significado. La primera noche, la del encuentro, hecho que por sí mismo ya es capaz de hacer sentir feliz a El Soñador dada la soledad perpetua en su vida, y con el dato importante de la condición que le impone Nastenka para que puedan volverse a ver: que nunca se enamore de ella, a lo cual él accede sin problemas puesto que sólo quiere una persona cerca con la que hablar. La segunda es la del conocimiento de sus vidas, Nastenka cuenta la suya y él se describe a sí mismo ya que ahonda en la definición de soñador que se atribuyó el día anterior, y que es lo que ha hecho que sólo haya podido enamorarse de mujeres de una manera ideal: “Unas gentes ex¬trañas: los soñadores. El soñador si se quiere una definición más precisa no es un hombre ¿sabe usted? sino una criatura de género neutro. Por lo común se instala en algún rincón inaccesible, como si se escon¬diera del mundo cotidiano. Una vez en él, se adhiere a su cobijo como lo hace el caracol, o, al menos, se parece mucho al interesante animal, que es a la vez animal y domicilio, llamado tortuga”. La tercera noche no es tan placentera para El Soñador ya que ha comenzado a darse cuenta de que siente amor por ella y por tanto se enfrenta ya al conflicto entre este sentimiento y el seguir viendo a Nastenka esperar ilusionada la vuelta de su amado. Y en la cuarta todo estalla, El Soñador no puede más y le confiesa su amor, de manera que igual que Nastenka se rebeló a la autoridad de su abuela él se ha rebelado a la autoridad que, sin proponérselo, ha llegado a ser para él la muchacha y en concreto su amor por otro y la condición que le impuso de no enamorarse de ella. Pero la chica cree ya que su amado nunca regresará y acepta unirse a El Soñador, que le dice que la amaría aun sabiendo que ella quiere a otro, y es que Nastenka, ante la posibilidad de volver a su vida anterior y quedarse sola, llega a creerse que en verdad lo amará, con lo cual es en este momento cuando Dostoiewski enfrenta amor y soledad. La mañana es la resolución del trío amoroso con El Soñador como gran perdedor, pero sin que guarde rencor alguno, al contrario, le dice a Nastenka desde la distancia: “¡Que brille tu cielo, que sea clara y serena tu sonrisa, que Dios te bendiga por el minuto de bienaventuranza y felicidad que diste a otro corazón solitario y agradecido! ¡Dios mío! ¡Sólo un momento de bienaventuranza! Pero, ¿acaso eso es poco para toda una vida humana?”.
    En definitiva, una novela corta pero densa que trata de manera profunda los mencionados temas de amor y soledad. Y además llega el autor a una conclusión que, en mi opinión, es la acertada, y es que en El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez, Florentino Ariza es capaz de esperar 53 años sin una mujer a su lado a su gran amor Fermina Daza, mientras que en Noches blancas El Soñador ofrece su amor incluso aunque Nastenka no lo quiera y ella lo acepta aunque ama a otro. El amor es sentimiento enorme, capaz de hacer enfrentarse a autoridades como la representada por la abuela ciega, pero sospecha el ser humano que puede quedarse solo en el mundo y renuncia incluso a semejante sentimiento.

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