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Sesión 4. Club MUCHALETRA: “Ojos de agua” de Domingo Villar

En nuestra primera sesión después de la pausa navideña, el lunes 18 de enero, a las 19 h., comentaremos la novela de Domingo Villar, Ojos de agua.

Domingo VillarDomingo Villar (Vigo, 1971), escritor gallego afincado en Madrid, inauguró su exitosa serie protagonizada por el inspector Leo Caldas con su primera novela titulada Ojos de agua. La segunda, La playa de los ahogados, ha supuesto su consagración en el panorama internacional de la novela negra, obteniendo excelentes críticas y ventas, así como numerosas traducciones a los idiomas más importantes. Con ambas novelas ha cosechado un gran número de premios entre los que cabe destacar el Novelpol en dos ocasiones, el Antón Losada Diéguez, el Premio Sintagma, el Premio Brigada 21, el Frei Martín Sarmiento, Libro del año de la Federación de Libreros de Galicia entre otros muchos, y ha sido finalista de los Crime Thriller Awards y Dagger International en Reino Unido, del premio Le Point du Polar Européen en Francia y del premio de la Academia Sueca de Novela Negra.

 

Ojos de agua: Entre el aroma del mar y de los pinos gallegos, en una torre residencial junto a la playa, un joven saxofonista de ojos claros, Luis Reigosa, ha aparecido asesinado con una crueldad que apunta a un crimen pasional. Sin embargo, el músico muerto no mantiene una relación estable y la casa, limpia de huellas, no muestra más que partituras ordenadas en los estantes y saxofones colgados en las paredes. Leo Caldas, un solitario y melancólico inspector de policía que compagina su trabajo en comisaría con un consultorio radiofónico, se hará cargo de una investigación que le llevará de la bruma del anochecer al humo de las tabernas y los clubes de jazz. A su lado está el ayudante Rafael Estévez, un aragonés demasiado impetuoso para una Galicia irónica y ambigua, e incluso demasiado impetuoso para el propio Leo, que busca entre sorbos de vino los fantasmas ocultos en los demás mientras intenta sobrevivir a los suyos. Gracias a la labor de este singular tándem Caldas-Estévez la verdad termina por aflorar, llevándonos a desentrañar el secreto que esconden los Ojos de agua.

(Información tomada de:  http://www.siruela.com/)

 

2 comentarios

  1. Pedro Lacámara

    OJOS DE AGUA de Domingo Villar (Ed. Siruela, 2013, 1ª ed. 2006)
    ANÁLISIS DE LA NOVELA
    1. ESTRUCTURA DE LA NARRACIÓN
    -El título de la novela es una clara referencia a los ojos azul muy claros de Luis Reigosa, el saxofonista de jazz asesinado brutalmente en su domicilio, pero también a Galicia y al mar, las brumas o al olor a pino que tanto la definen geográfica y gastronómicamente. Esa suavidad o belleza de unos ojos tan claros, no estarían reñidas con la idiosincrasia de sus gentes, caracterizadas más bien en la novela por cierta melancolía pero sobre todo por la ambigüedad y la ironía. Esos ojos claros y bellos del saxofonista Reigosa, que también connotan en la novela inocencia, contrastan con los ojos de hielo de Mercedes que se clavan en el detective Caldas al ser descubierta como culpable, con los ojos turbios (o atormentados o llorosos) de Dimas Zuriaga por todo lo que le ha sucedido o con los ojos espantados y llenos de dolor de Reigosa.
    -La novela está traducida del gallego al castellano (o español para algunos) por el propio autor que es naturalmente gallego de nacimiento y de lengua materna junto con el castellano. El epígrafe, escrito en gallego “A Beatriz, meu amor, que me achega ao mar nos seus ollos” (“A Beatriz, mi amor, que acerca a la mar mis ojos”) lo confirmaría.
    Ojos claros y mar van a marcar el hilo conductor de esta novela policiaca junto con la frase de Hegel “Bienvenido sea el dolor si es causa de arrepentimiento”(p13).
    -También forman parte de la organización original de la novela las citas de un término del diccionario español y sus diferentes acepciones, al comienzo de cada capítulo. Es un término que luego aparece contextualizado en dicho capítulo. Estas citas plantean el problema de determinar si se trata de una simple técnica de narración equivalente a un título o número de capítulo, o bien esconden otro significado más difícil de precisar pues si bien en el primer capítulo cita el término oscuro, que alude a la noche en sentido estricto pero que también podría referirse a la muerte de Reigosa, que tuvo lugar esa noche y en el último capítulo por el contrario el término es claro, jugando la novela con el tema metafórico oscuridad-claridad (“La mansión, en un efecto mimético, también había pasado de la actividad constante a una quietud lúgubre, de la luz a las tinieblas” 178), en el resto de los cortos capítulos, unos 29, no se perciben fácilmente esos matices metafóricos por lo que más bien habría que decantarse globalmente por la primera hipótesis señalada.
    -El humor en esta novela, aparte de ser un humor gallego, nos recuerda el humor en las novelas policiacas de Raymond Chandler con el detective Philip Marlowe, pero en esta novela lo protagoniza sobre todo el ayudante del inspector Leo, Rafael Estévez, al no comprender la ambigüedad e ironía de los gallegos, sobre todo a la hora de contestar a las preguntas. También se traduce ese humor en el descubrimiento de los culpables al llamar Mercedes al perro de Freire por su nombre, Pipo. Todo lo cual confiere a la novela un toque de humor en los diálogos bastante acusado y apreciable en su conjunto.
    -El estilo y el lenguaje: globalmente es un estilo ligero, fresco y lleno de ironía así como el lenguaje cuidado y por momentos con tintes de originalidad (hablando de la mansión de los Zuriaga: “dos enormes castaños de tronco retorcido y algún que otro sauce llorando sus ramas” 111)
    2. PERSONAJES RELEVANTES
    a) está el melancólico, irónico y a veces sarcástico pero también delicado, humano y culto inspector Leo Caldas, amante del buen vino gallego, de su gastronomía y de sus paisajes de mar. Personaje, no demasiado definido, y solitario pues se alude en varias ocasiones a Alba, como su anterior compañera y que lo dejó para no volver, como le explica al padre. Personaje no obstante entrañable, compasivo, aunque un tanto distante quizá por esa ausencia de Alba, su pareja. b) el ayudante del inspector, Rafael Estévez, personaje descrito como un aragonés terco, violento y polémico, y para quien las cosas son o no son, se hacen o se dejan de hacer, sólo pueden ser blancas o negras, sin ningún matiz, por lo que tiene grandes dificultades para digerir las vaguedades, la ambigüedad o la ironía de los gallegos. c) Luis Reigosa, cuyos ojos clarísimos no sólo aluden al color del mar que tanto caracteriza a Galicia sino que también connotan inocencia y en el momento de su muerte, un gran sufrimiento; es un personaje entrañable, que disfruta de la vida, de sus relaciones amorosas o sexuales, de su libertad o de la música y amistades, aunque también denota soledad, no en vano tiene en el cabecero de su cama, una reproducción del cuadro de Hopper Habitación de hotel; también produce en los otros personajes de la novela y en el lector una gran compasión por la forma dolorosa, atroz e inmerecida manera de morir. d) Dimas Zuriaga es también un personaje relevante y aunque es un personaje atormentado por llevar una doble vida y de ahí que leyera a Hegel y que subrayara la frase del dolor y arrepentimiento, es el único que dice explícitamente que ha amado (“Zuriaga dice lo de siempre…y que amaba profundamente a Luis Raigosa” p177) y que a la postre es el personaje que más ha perdido: fama, dinero y amor. e) Mercedes Zuriaga se sitúa en los antípodas de su marido por su egoísmo y por la crueldad con la que asesina a Reigosa. Su visión de los hombres es además de generalizar, muy negativa: le dan pena lo blandos que son (Véase el diálogo final con el inspector Leo: “Lástima de perro” dice, a lo que Mercedes contesta “Lástima de hombres” p.186).
    3. NOVELA POLICIACA Y RETRATO SOCIAL DE GALICIA
    -El suspense, que es el que organiza a una novela negra, está bien estructurado en su desarrollo clásico de veladas anticipaciones – como es el caso del inicio de la novela con la recepción en casa de Luis Reigosa de algunos de sus supuestos amigos a los invita a beber unas copas: “No sospechó que eran las últimas que servía” (p11) o bien la intervención de un tal Ángel a la emisora de radio, en la que el inspector Caldas tiene un consultorio radiofónico Patrulla en las ondas, que sin ton ni son cita por dos veces la frase de Hegel antes citada y que luego sabremos que en realidad se trataba de Isidro Freire, el cómplice de Mercedes Zuriaga afin de inculpar con ese libro de Hegel y esa cita subrayada al marido de ésta, al doctor Zuriaga–, de pistas falsas o de resolución del caso con un primer desenlace erróneo, el del doctor Zuriaga como culpable, con lo cual si bien la novela en un momento dado queda aparentemente como un poco estancada, el interés se vuelve a retomar rápidamente cuando aparece un segundo desenlace, esta vez final y definitivo del caso. Estas últimas páginas de la novela que representan el momento álgido, siguiendo las reglas del género policiaco, cuando el detective Caldas resuelve casualmente el caso – el hecho de que sea el perro de Freire no deja de añadir una nota más al humor de la novela – y detiene a los verdaderos culpables de los asesinatos.
    - Otra de las características dominantes en la novela es la ambigüedad e ironía que precisamente son unos de los rasgos más relevantes que se atribuyen al pueblo gallego y que la novela toda ella a través del chaval que vende marihuana, de la mujer de limpieza de Reigosa, de Ramón Rios amigo de infancia del inspector Leo, del propio inspector y en especial en su ayudante, Estévez, aragonés, pone de relieve contrastando con la rudeza de carácter de dicho ayudante y con su lenguaje en exceso tosco y burdo, por lo que es visto como un personaje en las antípodas de los gallegos y por ello poco apreciado por los demás.
    Ahora bien, si esa ambigüedad e ironía en el lenguaje de los gallegos frente a los no gallegos, está clara, no me lo parece así la colaboración del cacareado tándem inspector-ayudante que desde mi punto de vista está un tanto difuminada puesto que es siempre el inspector el que resuelve prácticamente todo el misterio del caso.
    -La atmósfera del club de jazz, y el gusto por el jazz, dan a la novela un tono no sólo de cultura musical sino de gran emotividad, relacionada con el cariño de los músicos compañeros y amigos de Reigosa o con el inspector Caldas al que también le encanta el jazz : aparte del guiño al nombre del club, el Grial (por el Santo Grial de los templarios), en el que tocaba Reigosa junto con el contrabajista de origen irlandés, Arthur O’Neal y a la pianista Iria Ledo, están todas esas canciones ya sean de Cole Porter o de Georges Gershwin, como la cantada por Billie Holiday, The man I love (El hombre que amo), con la que comienza y termina la novela, o también las obras que tocan en el concierto homenaje a Reigosa como la canción dedicada a Reigosa, Angel Eyes (Ojos de ángel) “un título acertado para aquel tributo”(p86) y un nuevo guiño a sus ojos y por ser un personaje muy querido por todos. De ahí esa frase conmovedora que alude al lado humano del inspector Caldas, al escuchar esa canción: “Cuando desde la barra, oyó la voz desgarrada de Iria Ledo cantando entre lágrimas, el inspector supo que no existía un regalo mejor” (p86)
    -La novela no sólo está ambientada en Galicia sino que esta región, con sus personajes más relevantes forma parte del universo intrínseco de la trama, una Galicia llena de contrastes, por un lado abierta a la modernidad – indicios como los clubs de jazz y de homosexuales, pero también a los estragos de la pésima construcción perpetrados como es el caso de la gran torre en la isla Toralla – y por otro arraigada a las tradiciones, ya sean gastronómicas, la familia o el qué dirán (“Todo está ligado: trabajo, familia, sociedad”150).
    También forman parte de esa descripción sociológica de la novela los ojos claros de sus gentes y el mar, como habíamos señalado anteriormente. A ello hay que añadir algo tan arraigado en las tradiciones del pueblo gallego como es la muerte, no sólo por los asesinatos acontecidos sino por la forma de contemplarla a partir del crimen atroz de Reigosa: esos ojos de agua espantados y horrorizados ante el dolor y la agonía de la muerte que le va absorbiendo y quitando la vida por dentro.
    -No obstante además de ese retrato social de Galicia, otro núcleo duro que da sentido a la novela o que la transciende en cierta medida, al ser la novela policiaca un género o molde en el que cabe casi todo, giraría en torno a la frase de Hegel “Bienvenido sea el dolor si es causa de arrepentimiento” y que iría por tanto mucho más allá de la instrumentación que de ella hace la intriga al pretender que fuera una prueba inculpatoria para el marido de Mercedes y amante de Reigosa. El tema de la aceptación del dolor está asociado al tema del arrepentimiento pero su interpretación es un tanto ambigua porque en una primera lectura podría aplicarse tanto al propio Reigosa por la homosexualidad en este caso libremente asumida como a Dimas Zuriaga por su homosexualidad que oculta a su mujer, no así a Mercedes que no muestra ningún signo de arrepentimiento ante los actos delictivos ejecutados a sangre fría por venganza y por un supuesto beneficio propio, además de la minuciosidad del plan fríamente preparado y del ensañamiento con el amante de su marido.
    Sin embargo, en una segunda lectura más minuciosa, dicha interpretación no se sostiene porque ese “arrepentimiento” significaría un juicio moral hacia la homosexualidad: en el caso de Reigosa, aunque se trate de una homosexualidad asumida y positiva para él, también sería criticable por el daño infligido indirectamente a la mujer de Dimas. En el caso de Dimas en cambio se trata de una homosexualidad que si bien a nivel personal parecería asumida, no así a nivel familiar por convertirse en una ominosa mentira al habérsela ocultado a su mujer, ni a nivel social por seguir aparentando lo que no es. En otras palabras que dicha homosexualidad sería percibida como algo negativo y criticable.
    Por consiguiente, se trata de buscar el significado de la aceptación del dolor por conllevar el arrepentimiento, ambos percibidos como algo positivo en esa visión idealista y religiosa hegeliana, que aparentemente hace suya la novela de Villar: (uno de los catedráticos hablando con el inspector Caldas) “Hegel tiende a justificar todo lo que aproxime al hombre a la salvación; la salvación del alma, se entiende… pues Hegel da la bienvenida al dolor si su efecto es el arrepentimiento” (167). En este caso, una de las hipótesis posibles sería la siguiente: el escritor asume esa filosofía del dolor y el arrepentimiento, que finalmente son propios de una visión cristiana de la vida, por considerar que dicha óptica cristiana seguiría persistiendo en la mentalidad tradicional del pueblo gallego. Dicho de otro modo, el autor consideraría esa filosofía del dolor y el arrepentimiento como vestigios claros de la visión cristiana que aún perduraría en el sustrato colectivo gallego o si se quiere en la Galicia profunda, ésa de las mujeres solas que se dejaban embarazar para tener una ayuda económica en el hijo que nacería.
    Ahora bien, siempre desde mi punto de vista, existiría otra hipótesis tal vez más plausible con el género de novela negra y que está relacionada con esta cita: “siguiendo con su minucioso plan, Mercedes Zuriaga dejó un libro de Hegel, con una frase referida al dolor y al arrepentimiento subrayada levemente, junto al lecho del agonizante Reigosa, que se retorcía por el sufrimiento atroz que le causaba el formol en el interior de su cuerpo” (p184). La explicación es la siguiente: por un lado el libro de Hegel lo estaría leyendo su marido, personaje un tanto atormentado por llevar una doble vida y, por el otro, estaría el tema de la pista que indujera a culpar a su marido, el cual podría confesar que él era el que estaba leyendo ese libro. Todo lo cual nos lleva a concluir que la frase hegeliana serviría para organizar de una manera original la novela y conllevar el suspense, un poco como el hilo de Ariadna por el laberinto de las falsas pistas, pues a la postre, la frase hegeliana resultaría ser una falsa pista.
    CONCLUSIÓN
    Aunque los personajes principales no están demasiado perfilados – el inspector Caldas, Reigosa y los Zuriaga o en el caso del ayudante Estévez los trazos de su personalidad parecen un poco caricaturescos – porque probablemente el autor ya debía de tener in mente la trilogía o al menos la continuación del tándem inspector-ayudante, la novela nos presenta un marco original: una Galicia moderna y encantadora, perfilada por el mar que baña sus costas o sus rías, sus vinos blancos o su gastronomía así como por sus gentes amables y caracterizadas por su ambigüedad, ironía y pachorra pero también una Galicia profunda, de visión cristiana, que puede reaccionar violentamente ante el miedo al escándalo, a la homosexualidad o al derecho a la propiedad o simplemente ante la muerte que siempre nos acecha. Original también por esa mirada compasiva y humana con la que el autor contempla lo acontecido y la cruda realidad.
    La novela además de ser policiaca nos presenta, como hemos visto, un tierno y realista retrato social de Galicia, todo ello bañado por el gran humor en sus diálogos, la intriga o suspense o por el divertido tándem inspector-ayudante. Es por tanto una novela que se lee muy amenamente y que nos atrapa sin poder dejar de leerla a medida que se va desvelando el inesperado y original desenlace (por Pipo, el perro de Freire) de los verdaderos culpables.
    Zamora, 18 de enero del 2016

  2. Pedro Lacámara

    OTROS COMENTARIOS
    -El edifico Toralla en una isla privada, ya fue un escándalo en los años sesenta en los que fue construida.
    -La novela es una historia entretenida pero simple; el tándem inspector-ayudante un tanto tópico.
    -Es una novela muy estereotipada como novela policiaca y dirigida a un lector poco inteligente.
    -Más allá de la propia novela negra, no hay gran interés.
    -El final es un poco embarullado.
    -No me ha gustado mucho.
    -El inspector es muy poco comunicativo, anda siempre en su mundo.
    -Existe un paralelismo entre el inspector gallego y el ayudante aragonés con el autor real, gallego y su mujer aragonesa.
    -Es una novela franca, fresca pero ligera.
    -Es una novela amena que se lee con gran facilidad.

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