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Sesión 3. Club ARTEMISA: El antropólogo inocente, de Nigel BARLEY

En la próxima sesión que tendrá lugar el 22 de noviembre, comentaremos el libro de Nigel Barley: El antropólogo inocente.

Nigel Barley nació en 1947 en Kingston upon Thames, Inglaterra. Es un antropólogo famoso por los libros que ha escrito sobre sus propias experiencias. Estudió lenguas modernas en la Universidad de Cambridge y completó su doctorado sobre antropología social en la Universidad de Oxford. Ocupó numerosos puestos académicos antes de entrar a formar parte del Museo Británico dentro del Departamento de Etnografía.

El primer libro de Barley, El antropólogo Inocente, es un ingenioso e informativo relato acerca de su trabajo antropológico con el pueblo de Dowayo de Camerún. Barley ha sido nominado varias veces para el premio Escritor Travelex del Año. En el 2002 ganó el premio de la Foreign Press Association por su trabajo sobre los viajes, se doctoró en antropología por Oxford, y posteriormente dedicó dos años al estudio de una tribu del Camerún, los dowayos. Se instaló en una choza de barro y comenzó a investigar sus costumbres y creencias. Finalizado su estudio, se incorporó al Museo Británico, cuyo departamento editó este libro, en el que narra sus vivencias durante su primer año en África.

El antropólogo inocente narra la experiencia de campo del propio autor, como antropólogo dedicado al estudio de la tribu de los dowayos en Camerún. No se trata de una simple sucesión de datos y conclusiones sobre las costumbres, lengua y creencias de estos africanos. El libro tiene su estructura, como si de una novela se tratara: el inicio, con la presentación que el autor hace de sí mismo y de los motivos que le llevaron a su aventura africana; su llegada a Camerún y su aclimatación al medio; sus peripecias entre los habitantes de la tribu; y el final de su experiencia, con el retorno a la “civilización”.

Esperamos vuestros comentarios.

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4 comentarios

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  1. Concha Pelayo

    Confieso que me va a costar terminar el libro. Esperaba una lectura de antropologìa en su totalidad. Desde mi punto de vista sobran, precisamente, la presentación del autor, los motivos que le llevaron a su aventura y una serie de datos que no interesan.

    El estudio de otros pueblos es apasionante y el antropólogo debe situar inmediatamente al lector en sus costumbres, descarnadamente, sin adornos y sin literatura sobrante. Esperaba otra cosa pues no hay nada que me guste más que conocer otros mundos.

    Creo que no voy a ser capaz de leerlo en su totalidad.

  2. Dori Prada Alonso

    Creo de lleno que el autor es un hombre con una vocación bien clara y definida, que no se deja llevar por los cánones marcados.
    El libro me ha gustado por no ser el típico estudio formal antropológico y, por lo tanto, resulta más entretenido.
    Además de quedarnos con los datos que nos da, la lectura no se hace aburrida pues la sabe combinar con una narrativa divertida, al mismo tiempo que consigue crear en el lector cierta empatía con él.
    Me sorprende su aguante, tozudez y temeridad a lo largo de su aventura.
    Su lenguaje es hábil: bien empleado para conseguir sus objetivos de hacerse entender.
    En resumen, es un relato pintoresco y variopinto al tiempo que escalofriante.

  3. Carmen Domínguez Rodríguez

    A propósito de la acogida del libro de Nigel Barley, el antropólogo inocente, tengo que reconocer que me ha sorprendido la reacción de algunos de los miembros del club no tanto por los comentarios sino por la actitud respecto del libro en cuanto al tema se refiere. Ha tenido críticas duras por no corresponder, en su opinión, el contenido del libro con lo que, en un principio, pudiera parecer un tratado antropológico de una tribu del Camerún, en concreto la tribu de los dowayos. Las personas que han sido capaces de leer el libro han sostenido que es un texto interesante y que, lejos de resultarles monótono y plano, han sido capaces de disfrutar tanto del tono irónico del autor como de la descripción pormenorizada que hace de los usos y costumbres del pueblo dowayo. Así mismo, han desglosado algunos de los pensamientos del autor en torno al concepto del tiempo, el lenguaje utilizado por la tribu y el silencio que le acompaña en buena parte de su aventura.
    Aunque todo el libro me ha resultado interesante, la mejor parte para mí, es el último capítulo. Después de leer doce meses de peripecias en el continente africano, Barley consigue narrar su retorno a Europa mostrándonos que la burocracia, al igual que le sucedió cuando emprendió su viaje hacia el Camerún, es igual de deficiente: en Roma le roban todas sus pertenencias, sus amigos apenas han notado su ausencia. La conclusión a la que llega el autor es que, al fin y al cabo, los dowayos no son unos tipos tan raros como había creído en un principio. Las últimas líneas del libro son realmente significativas y resumen el buen humor y el espíritu de su autor cuando varias semanas después de su regreso llama a su amigo para decirle que ya ha regresado de su viaje y el amigo le contesta:
    -Ah, ya has vuelto
    -Sí
    -¿Ha sido aburrido?
    -Sí
    -¿Has traído unos notas a las que no encuentras ni pies ni cabeza y te has dado cuenta de que te olvidaste de hacer las preguntas importantes?
    -Sí
    -¿Cuándo piensas volver?
    -Me reí débilmente. Sin embargo, seis meses más tarde regresaba al país Dowayo.

  4. Raquel Ibáñez Pascual

    Siento discrepar contigo Carmen (pero bueno, para eso está el club de lectura). Yo he leído el libro “de cabo a rabo” y he encontrado más carencias que virtudes. Un saludo a todos.

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