El próximo 2 de diciembre (11,30 h.), en la sesión del club, comentaremos la interesantísima obra de teatro de Ramón María del Valle-Inclán: Luces de bohemia.
Ramón Valle y Peña, Ramón del Valle-Inclán o Ramón María del Valle-Inclán (Villanueva de Arousa, 1866 – Santiago de Compostela, 1936) fue un dramaturgo, poeta y novelista, que inició su trayectoria literaria formando parte de la corriente literaria denominada Modernismo y que se encuentra próximo, en sus últimas obras, a la denominada Generación del 98. Se le considera uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX.
Original, estrafalario, melenudo, barbas de chivo, pero siempre genial, en él se confundían el mito y la persona. Por imposición paterna, estudió la carrera de derecho que no terminó. Viajó a México en busca de aventuras y vivió la vida bohemia madrileña. Se casó con una actriz de teatro, Josefina Blanco. Sufrió continuos problemas económicos y se dedicó exclusivamente a la literatura.
Escritor polifacético, escribió poemas, cuentos, novelas y teatro. Creador del esperpento, destaca especialmente en teatro. Su primer empeño teatral importante es el ciclo de las Comedias bárbaras: Águila de plata (1907), Romance de lobos (1908) y Cara de plata (1922). Con un estilo tremendista, con ironía y sarcasmo, se presenta el mundo mágico de la Galicia rural, violento, primitivo y pasional.
El año 1920 es una fecha decisiva en el teatro de Valle. Ese año publicó Farsa y licencia de la reina castiza (crítica despiadada de la reina Isabel II y su corte) y dos obras maestras: Divinas palabras y Luces de bohemia. La primera es un antecedente del esperpento y la segunda lo culmina. El esperpento que, en castellano, designa algo feo, extravagante, absurdo o ridículo; en Valle es una técnica literaria de deformación sistemática de la realidad. Es una caricaturización que se apoya en contrates violentos y transforma a los personajes en fantoches y marionetas a través de la utilización de un lenguaje achulado y deformado. Mediante está técnica, Valle pretende poner de relieve el carácter absurdamente trágico de la realidad española del momento.
El esperpento aparece en piezas teatrales posteriores: Los cuernos de don Friolera (1921), Las galas del difunto (1926) y La hija del capitán (1927).
Luces de bohemia subtitulada el esperpento es su prototipo. La obra cuenta el recorrido nocturno del poeta ciego Max Estrella, guiado por su alter ego, don Latino de Hispalis, por diversos lugares y ambientes madrileños hasta el momento de su muerte, al amanecer, en la puerta de su casa. Este paseo nocturno es una nueva bajada a los infiernos, un alucinante viacrucis (hay 14 escenas en la obra y una última así definida) por un Madrid definido como absurdo, brillante y hambriento. Valle se sirve de este paseo nocturno para criticar duramente, parodiar y caricaturizar toda la vida nacional en lo que tiene de corrupción, miseria y degradación.
La acción de la obra se desarrolla en un período de tiempo reducido, desde la hora crepuscular de un día hasta la noche del siguiente. Por el contrario, los lugares escénicos se multiplican: el guardillón con ventano angosto donde vive el poeta, la cueva de Zaratustra, la taberna de Pica Lagartos, la calle, el calabozo, el Ministerio de la Gobernación, el cementerio…
Los personajes de la obra integran un conjunto de héroes bufos, payasos, fantoches y peleles, representantes del Madrid de la época y en casi todos ellos puede reconocerse a un personaje real del momento.
Por último, en la ESCENA DUODÉCIMA, en boca de Max Estrella se define el esperpento:
M.: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.
…
M.: España es una deformación grotesca de la civilización europea.
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