El próximo 10 de marzo (11,30 h.), en sesión del club, analizaremos la obra de teatro de Antonio Buero Vallejo: Historia de una escalera.
Antonio Buero Vallejo. (Guadalajara, 1916 – Madrid, 2000). Dramaturgo y pintor español. Destaca, especialmente, como dramaturgo y fue Premio Cervantes, en 1986. Desde su infancia se interesa por la literatura, sobre todo por el teatro. Estudia en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y, acusado de “adhesión a la rebelión”, es condenado a muerte, condena que se le conmuta por 30 años de cárcel. Permanecerá en prisión desde 1939 hasta 1946. Allí coincide con Miguel Hernández y entablan una fuerte amistad. Al ser puesto en libertad comienza a colaborar en diversas revistas como dibujante y escritor de pequeñas piezas de teatro.
Su debut se produce en 1949 con la publicación y estreno de Historia de una escalera, obra galardonada con el Premio Lope de Vega y que tuvo un gran éxito de público en el Teatro Español de Madrid. Durante la década de los cincuenta escribe y estrena, en España y en el extranjero, obras tan significativas en su trayectoria literaria como La tejedora de sueños (1952), La señal que se espera (1952), Casi un cuento de hadas (1953), Madrugada (1953), Hoy es fiesta (1955) o Un soñador para un pueblo (1958). A pesar de varios problemas con la censura vigente, en la década siguiente estrena títulos como El concierto de San Ovidio (1962), Aventura en lo gris (1963), El tragaluz (1967) o La fundación (1974), cuyo estreno obtiene un éxito sin precedentes. Además, prepara versiones de Shakespeare: Hamlet, príncipe de Dinamarca y Bertolt Brecht: Madre Coraje y sus hijos. En 1971 ingresa en la Real Academia Española y, más tarde, es nombrado socio de honor del Círculo de Bellas Artes y del Ateneo de Madrid. Asimismo, pertenece a diversas academias, comités y sociedades de América, Portugal, Alemania y Francia. Durante los primeros años de democracia en España no cesa de estrenar obras: Jueces en la noche (1979), Caimán (1981) y Diálogo secreto (1984). En 1986 recibe el Premio Miguel de Cervantes por toda su trayectoria literaria. Compagina su éxito en el campo de la literatura con su otra gran pasión, la pintura. En 1993, publica Libro de estampas, donde se recogen pinturas acompañadas de textos inéditos del autor. En 1999, se estrena su última obra, Misión al pueblo desierto. En 1998, es nombrado presidente de honor de la Fundación Fomento del Teatro. Muere en el año 2000.
Son numerosísimos los premios y galardones recibidos: Premio Lope de Vega de Teatro, Historia de una escalera, 1949, Premio Nacional de Teatro (INAEM), Hoy es fiesta, 1956, Premio Nacional de Teatro (INAEM), Las cartas boca abajo, 1957, Premio El Espectador y la Crítica, El tragaluz, 1967, Premio El Espectador y la Crítica, El sueño de la razón, 1970, Premio El Espectador y la Crítica, La fundación, 1974, Premio El Espectador y la Crítica, La doble historia del doctor Valmy, 1976, Premio El Espectador y la Crítica, La detonación, 1977, Premio Nacional de Teatro (INAEM), 1980, Premio El Espectador y la Crítica, Caimán, 1981, Premio El Espectador y la Crítica, Diálogo secreto, 1984, Premio Ercilla de Teatro, Diálogo secreto, 1985, Premio Nacional de Teatro (INAEM), Un soñador para un pueblo, 1985, Premio El Espectador y la Crítica, Lázaro en el laberinto, 1986, Premio Miguel de Cervantes (España), 1986, Premio Nacional de las Letras Españolas, 1996, Premio Especial del Teatro de Rojas, 2000 (a título póstumo).
Historia de una escalera representa el inicio del nuevo drama español de posguerra, fundado en la necesidad de compromiso con la realidad inmediata, en la búsqueda de la verdad y en la voluntad de remover la conciencia española.
La obra refleja la frustración en tres generaciones de varias familias humildes españolas, a lo largo de 30 años. A las connotaciones sociales se unen las preocupaciones existenciales. La escalera permanece como testigo mudo a lo largo del tiempo contemplando todo lo que ocurre, aunque también se ve deteriorada por el tiempo a medida que envejecen los personajes. Dividida en tres actos: el primero funciona como introducción; en el segundo y parte del tercero se desarrolla el conflicto de la obra, es decir, el nudo y en la parte final del tercer acto, se resuelve el problema, es el acto de desenlace. Fernando y Carmina son los protagonistas del primer acto pero en el segundo, Fernando se ha casado con Elvira y Carmina con Urbano, para en el tercero repetirse la historia de amor del primero, entre Fernando-hijo y Carmina-hija.
Vemos la frustración, el desasosiego, la impotencia de una clase trabajadora que no logra salir adelante aunque haga todos los esfuerzos para ello. Aunque también encontramos personajes y sobre todo la escalera que encarnan la inmovilidad del sistema que impide progresar a esa clase humilde de la posguerra española.