En la próxima sesión que tendrá lugar el 1 de diciembre (11 h.), comentaremos el libro de Ray Bradbury, Fahrenheit 451.
Ray Bradbury: nació en Waukenaun, Illinois, en 1920 y murió en Los Ángeles, California, en 2012. Es un autor conocido principalmente por sus libros de ciencia ficción.
En 1938 se graduó en la escuela secundaria y publicó su primera historia en una revista de aficionados. Con The Lake definió el que sería a partir de entonces su estilo narrativo.
Hasta 1943 trabajó como vendedor de periódicos. Lo dejó para dedicarse a tiempo completo a escribir relatos breves, una selección de los cuales fue publicada en 1950 bajo el título Crónicas marcianas, dado que en ellos se narran los intentos de los terrestres por colonizar el planeta Marte. Las angustias y ansiedades de la sociedad norteamericana de la década de los cincuenta ante el peligro de una guerra nuclear centran la crítica de la sociedad y la cultura de la época, amenazadas por un futuro tecnocratizado. Con esta obra comenzó su ascendente carrera a la fama.
Fahrenheit 451: es su primera novela y apareció en 1953. El poder de los medios de comunicación y el conformismo de la sociedad son las claves de esta obra, que obtuvo un importante éxito y fue llevada al cine por François Truffaut en 1966.
Fahrenheit 451: la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde. Así comienza esta histórica obra maestra del género. En un futuro no muy lejano, un cuerpo de bomberos con el anagrama 451 en el casco, conduciendo vehículos con apariencia de salamandra, no se dedica a extinguir fuegos, si no a provocarlos. Un millón de libros han sido prohibidos, libros que se contradicen entre sí, que sostienen argumentos opuestos, y que por ello impiden que la gente sea feliz. Guy Montag, y la brigada de bomberos, acuden a la emergencia de cada propietario de libros localizado, con las salamandras y las mangueras que lanzan petróleo, para incinerar hasta la última hoja.
Fahrenheit 451 esconde una cruda crítica a la sociedad norteamericana de 1953, después de Hirosima y Nagasaki, cuando a toda costa había que conservar la ilusión de que el mundo era maravilloso y feliz, que las opiniones opuestas eran incinerables y la vida agradable era el único y verdadero objetivo a preservar.
La televisión, la despreocupación por la juventud, la publicidad, la cultura del ocio en general, aparecen aquí sin sus adornos, sin sus colores y llamativas melodías. Es una civilización donde la libertad no está permitida. Donde la lectura está absolutamente prohibida. Donde charlar, pasear, o cualquier actividad que induzca al pensamiento está mal vista. Tan solo está permitida y fomentada la televisión pública. Un lugar donde el papel de los bomberos es el de una policía represora que se encarga de quemar casas enteras para destruir los libros que en ellas hay.
Esta novela es todo un canto a la libertad.
La adaptación cinematográfica fue dirigida en 1966 por François Truffaut e interpretada por Julie Christie, Oskar Werner, Cyril Cusak, Anton Diffring, Jeremy Spenser y Alex Scott.
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