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Sesión 14. Club ÉBANO: “Un momento de descanso” de Antonio Orejudo

El lunes 8 de junio (11 h.), en la última sesión del club por este curso, analizaremos la novela de Antonio Orejudo, Un momento de descanso.

Antonio OrejudoAntonio Orejudo (Madrid, 1963) es un escritor español: ensayista, novelista y crítico literario. Doctor en filología hispánica, durante siete años fue profesor de literatura española en diferentes universidades de Estados Unidos y ha pasado un año como investigador invitado en la Universidad de Amsterdam. En la actualidad es profesor titular en la Universidad de Almería. Es autor de cuatro novelas: Fabulosas narraciones por historias (1996, galardonada con el Premio Tigre Juan a la mejor primera novela de ese año y que Tusquets Editores recuperó en edición definitiva en 2007), Ventajas de viajar en tren (2000) galardonada con el XV Premio Andalucía de Novela, Reconstrucción (2005) y Un momento de descanso (2011). Todas ellas, muy distintas entre sí, componen el corpus coherente de uno de los narradores más brillantes en lengua española. Publicada hace más de una década, la novela Ventajas de viajar en tren encadena, a la manera cervantina, historias de inventiva inagotable en una estructura circular magistralmente resuelta.

Un momento de descanso es la última novela, por ahora, de Antonio Orejudo y un ejercicio extraordinario de narrativa.

Cifuentes es un viejo amigo de la facultad, con el que Orejudo compartió casa en Nueva York, cuando ambos encontraron sus primeros trabajos en Estados Unidos, y al que suponía ya establecido en aquel país. Han pasado diecisiete años desde la última vez que se vieron, Arturo Cifuentes se ha divorciado y ha regresado a España para ocupar un puesto en la facultad donde estudiaron. Y tiene mucho que contar cuando reaparece un día en la vida del narrador Antonio Orejudo: las relaciones con su hijo adolescente, la Como un fantasma del pasado, la crisis de su matrimonio, su infausta peripecia profesional y, sobre todo, su desencanto profundo con las humanidades. El narrador, que recapitula también sus experiencias determinantes de aquellos años, no sospecha, sin embargo, que su viejo amigo quiere proponerle algo de más calado, que les afecta a ambos: desenmascarar a los farsantes, descubrir las raíces de una vieja y permanente conspiración.

Leyendo esta novela, sobre todo la primera de las tres partes que la componen, se percibe claramente la influencia que escritores como Javier Marías o Javier Cercas han ejercido sobre otros escritores más jóvenes (entre ellos Orejudo); o qiuzás se podría decir que lo que se percibe es cómo una serie de temas y formas genéricas se han introducido en la novela española actual. Porque en esta novela hay muchísimos elementos comunes con Todas las almas o La velocidad de la luz (sobre todo con la segunda) cuando el narrador/protagonista es-y-no-es el propio novelista que a la vez es profesor universitario en el extranjero y se dedica, como en aquellas dos novelas, a indagar en el pasado de un personaje misterioso que quizás no sea lo que parecía ser (en este caso, por persona interpuesta: su colega Arturo Cifuentes, reaparecido después de diecisiete años de ausencia.

Pero la segunda y la tercera partes son otra cosa, como si alguien nos hubiera quitado disimuladamente la novela de las manos y nos hubiera dejado otra a cambio, con el mismo título. La segunda parte abandona el subgénero de la “novela de campus” para convertirse en otra cosa, una narración fantasiosa y exagerada sobre experimentaciones farmacológicas, ficción y realidad: una cosa rara. Y la tercera mezcla la novela de intriga (la búsqueda de la verdad en una complicada trama académica) y, como el propio autor dice, la astracanada bufa e inverosímil. Quizás lo más rescatable de esta tercera parte sea su ácida y destructiva crítica de la universidad española, que sin embargo habría sido más sangrante si hubiera sido más contenida.

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